Cada vez es más frecuente escuchar a los padres quejarse de que sus hijos no son autónomos, o que siempre necesitan ayuda, o que son despistados, o que hay que repetir muchas veces las cosas para que lo hagan. .
Pero bien mirado comprobamos que los padres no permiten que los chavales hagan lo que, realmente, sí pueden hacer. Quizás hay demasiado extendida la tendencia a adelantarse, anticiparse pero resulta que al final no les hacemos ningún favor pues, ¿cuándo dejaremos que lo aprendan?
El día a día está lleno de situaciones cotidianas que son una magnífica oportunidad para llevar a cabo este objetivo: ser más autónomos.
Obviamente esto no es magia. Es necesario un entrenamiento, práctica, permitir el error y sobre todo mucha paciencia por parte del adulto. No se trata de hacer las cosas deprisa y perfecta como si esto fuera símbolo de eficacia. Cuando un hábito empieza a practicarse hace falta un tiempo, una rutina y constancia.
Hay padres que me dicen “no le pedimos más que su responsabilidad, hacer las cosas del cole”. Pero yo pregunto, ¿no hay pequeñas cosas que pueden aprender a hacer porque les son útiles y de hecho son parte de su crecimiento? A menudo cuanto menos pedimos menos fan. Y no es un reproche, más bien es la constancia de una realidad diaria. Hay familias en las que el hecho de vestirse por la mañana es un drama y ya sabemos todos cómo acaba: vistiendo a la criatura en medio de un estado de nervios porque llegamos tarde. Me dirá que no hay otro remedio…y no es cierto. Quizás habría que ver las cosas con un poco de distancia para ver que esto que ocurre demasiado a menudo no se puede resolver de esta manera. Sería bueno introducir el hábito, por ejemplo, en el fin de semana donde estamos más tranquilos y el tiempo no aprieta. Y después practicar. Pero si nosotros acabamos sustituyendo lo que ellos deberían hacer no saldremos nunca.
Cositas como poner y poner la mesa, ordenar su ropa, sus juguetes son acciones que las pueden hacer. Ahora bien, es necesario plantearse como padres por qué empezamos y progresivamente ir ampliando. Siempre tendremos en cuenta la edad del niño pero no le quepa duda de que si les enseñamos y nos disponemos a tener paciencia lo harán. Y lo harán bien.
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